Los vecinos se sienten castigados y no escuchados. A pesar de sus reclamos, avanza la construcción de una cárcel a metros de sus casas. Además conviven con el humo tóxico que emana de donde creman los cuerpos y de un basural.
Los vecinos de un barrio de Escobar reclaman porque se sienten castigados: a pesar de sus reclamos, les construyeron una cárcel a metros de sus casas. Sin embargo no tienen ni agua potable ni cloacas.
Esta es otra historia que pinta a la Argentina de hoy, donde el orden de prioridades no parece ser importante para la dirigencia política.
En un barrio lo primero que hay que hacer para que progrese es construir la red de agua potable. Después hay que hacer cloacas. Más tarde, hay que llevar la red de gas, poner buen alumbrado público, las calles tienen que estar en condiciones, y las veredas tienen que ser aptas para caminar y para que puedan ser usadas por discapacitados.
Todos estos puntos son obvios, básicos, pero para la política en distintas zonas del conurbano bonaerense estos puntos “obvios” no lo son tanto. Pero sí se avanza en obras que los barrios no necesitan, y que muchas veces, como en este caso, enferman o complican la vida mucho más a los vecinos. Todo esto se está viviendo en el barrio Donatelli o barrio cementerio de Escobar.
Estos vecinos vienen reclamando todos los puntos “obvios” que necesitan. Pero hasta ahora no consiguieron ninguno, y encima les hicieron en medio del barrio un crematorio que los intoxica, un basural que los intoxica mucho más y como si fuera poco en la zona están construyendo un centro de detención (alcaidía) que se podría haber levantado en una zona no poblada. Los vecinos no están en contra de la construcción de la alcaidía, pero lo que no quieren es que se levante ahí en medio del barrio, al que le falta de todo.
Prioridades, algo que la política no entiende.
En agosto del año pasado, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires presentó un plan para sumar nuevos establecimientos penitenciarios en distintos puntos del GBA. Esto debido a la saturación del sistema carcelario bonaerense, y también a la superpoblación de detenidos en las comisarías.
En Escobar se eligió un predio de una hectárea ubicado al lado del cementerio municipal, sobre la calle Gelves, en el barrio Donatelli, lo que generó quejas de vecinos de la zona y el pedido de que sea reubicado.
Los vecinos fueron atendidos por los funcionarios municipales, pero la obra siguió adelante sin que cambie nada. Es más, se aceleraron los tiempos mientras más protestaban los que van a estar obligados a convivir con la alcaidía.
La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) realizó un estudio de impacto socio ambiental para determinar la viabilidad de la ubicación, cuyo resultado se conoció en los últimos días de diciembre: concluyeron que el terreno es “apto para albergar al proyecto”.
Está previsto que la alcaidía tenga 88 celdas repartidas en dos módulos de dos niveles, y con cuatro pabellones cada uno.
El impacto ambiental se presentó ante el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos bonaerense, que encabeza el plan penitenciario, y solicita “realizar el correcto seguimiento de las principales variables ambientales y sociales, cumplir con los programas de gestión ambiental y medidas de mitigación propuestas, dar rápida y adecuada atención a las posibles contingencias y respetar la vinculación del establecimiento con el entorno”. Este último es uno de los puntos de queja porque los vecinos aseguran que nadie les pregunto nada a ellos.
“Hicimos ocho actos. No tenemos inconvenientes con la gente que está detenida y con sus familiares que los van a venir a visitar, pero en ese terreno no. Hay un montón de lugares absolutamente descampados”, afirman los vecinos en cada marcha que hacen.
Los trabajadores de la obra de la alcaidía varias veces tuvieron que parar su trabajo, al no poder respirar por el humo del crematorio que vuelve al barrio irrespirable.
Además de volver a cuestionar el lugar elegido, los vecinos pusieron en duda el informe de la UNLP. “Entrevistaron a 10 personas, y la más cercana al terreno donde quieren hacer la alcaidía es la presidenta de la Sociedad de Fomento del barrio de Victoria, que vive a siete cuadras”, cuestionó Natalia Carrizo, otra vecina del barrio Donatelli.
Los vecinos también protestaron por los servicios y la infraestructura del barrio, que según sostienen no soportarían la instalación de la alcaidía.
En este sentido, Carrizo agregó: “Los demás entrevistados no son de Escobar. Además, muchas de las descripciones de la zona dan cuenta de que ni siquiera han pasado por el lugar, por eso decimos que no hay ningún actor que pueda hablar del lugar con conocimiento. No estamos representados en este informe”.
Los vecinos no van a parar de protestar, aunque saben que los políticos no los van a escuchar; sienten que son un barrio castigado sin haber cometido ningún delito.