En el último torneo de su carrera, la tenista de 40 años derrotó en el debut a Danka Kovinic en sets corridos y postergó su adiós.
El retiro de Serena Williams, un emblema tenístico que supera los tiempos y la encuentra transitando su última competencia en casa, nada menos que en el US Open, postergará su fecha de caducidad al menos una ronda más, porque esta noche ganó en su debut ante la montenegrina Danka Kovinic por un doble 6-3.
A 20 días exactos de anunciar que este iba a ser el último torneo de su vida profesional a los 40 años (el 26 del mes próximo cumplirá 41), demostró que su espíritu competitivo sigue y seguirá intacto hasta la última bola, para honrar una trayectoria sublime, «una leyenda» como la calificaron sus colegas de todos los niveles con una admiración infrecuente y categórica.
«Estoy aquí para decir que estoy evolucionando del tenis a otras cosas que son más importantes para mí», decía el pasado 9 de agosto la mayor de las Williams, que jugará junto a su hermana mayor, Venus (de 42) el último torneo de dobles profesional también en este Grand Slam estadounidense.
Y si no gana este torneo se retirará con 23 títulos de Grand Slam, uno menos que la australiana Margaret Court. Claro que esos títulos ya los había sumado en 2017, pero estuvo cerca de llegar al 24 en dos Wimbledon (2018 y 2019) y otros tantos US Open (2018 y 2019). En esas definiciones cayó ante Angelique Kerber, Naomi Osaka, Simona Halep y Bian Andreescu.
En ese tiempo fue madre, creció como empresaria y siguió luchando por los derechos de la mujer. Porque como ella misma dijo, su vida no termina en y con el tenis, sino que simplemente «evoluciona» cuando deje de ser jugadora para convertirse en esa «leyenda del deporte en general. Claro que se la echará de menos, pero eligió otro camino y espero que sea feliz». Esa consideración y ese deseo partieron de alguien de su mismo nivel estelar: el español Rafael Nadal.
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